La consigna de la vida es vivir la existencia propia como si fuera una liturgia del espacio-tiempo y un mandato de la especie. Existe un misterio que aún no podemos develar, y por eso nos seguimos preguntando de dónde venimos y a dónde vamos. Todo es temporalidad, porque todo es recreación de la eternidad que se va consumiendo en la negación-afirmación de sí misma. Por eso surge desde nuestro interior una voz que nos alerta y nos exige perentoriamente avanzar siempre ya que no podemos detener la secuencia de la vida que se reproduce a sí misma una y otra vez. la vida y la muerte se corresponden. Y no dependen de nuestra voluntad. Se niegan y afirman mutuamente. Vivir y morir es un rito insondable que gobierna el destino humano con una lógica implacable. Maravillosamente estamos condenados a ser peregrinos y protagonistas de la vida. El protagonismo tiene máscaras que son difíciles de descifrar, por eso en cada vida existe un laberinto y opciones a tomar. Nada se puede detener.  Pero es preciso avanzar. No podemos detener la marcha de la historia. Como sujetos de esta, debemos protagonizarla en forma personal y en términos comunitarios.

Nos debemos a la especie como enseñaba Tehilard de Chardin:

“La persona es individuo y es especie, pero más se debe a la especie que al individuo”

En nuestra marcha aparecerán los compromisos que dictan las razones que conforman nuestras propias circunstancias. En el fondo, es cierto lo de Ortega y Gasset:

“Yo soy yo y mi circunstancia”

Es así como debemos prepararnos para el combate de la vida. El secreto consiste en aprender y reaprender a animar, conducir y administrar las circunstancias de la vida.

Para avanzar siempre las reglas son muy sencillas. En el mapa humano la bitácora indica:

  • Comienza colocando un horizonte en tu camino. Será lo que debes perseguir incansablemente sin importar si en algún momento lo puedas alcanzar. Todo horizonte tiene la virtud de saber alejarse con gracia y sabiduría. El horizonte es el pedazo de eternidad que buscamos poseer.
  • Cada horizonte burbujea con un manojo de esperanza y nos hace un llamado: avanza si quieres alcanzarme.
  • Es nuestra misión traducir la esperanza en identidad y proyecto de vida.
  • Es cuestión de asumir la responsabilidad de construir nuestro propio destino.
  • Para ello debemos tener una disposición muy especial. La almohada de la abuela indica lo siguiente:  mente abierta, pensamiento interrogativo para ser estratega esclarecido.
  • El siglo XXI además exige disposición de cambio en todo lo que somos, pensamos, decimos y hacemos. Reaprender es la consigna.
  • Es entonces que cada uno debemos asumir nuestro rol. Llegó la hora de interrogarnos. Pero debemos personalizar los desafíos y las preguntas.
    • ¿estoy preparado para iniciar la marcha?
    • ¿qué necesito?
  • Ahora hazte de un método = técnica = medio para iniciarla.
  • Luego es cuestión de diseñar el mapa de ruta y trazar las coordenadas del camino. El remo en las manos te indicará que comienza el tiempo = espacio del esfuerzo y del sudor. Será necesario mojar la camiseta. Todo el resto se os dará por añadidura.
  • El camino es polvoriento. No dejes tu pañuelo en la casa, y humedécelo cada vez que sea necesario. Puede ser hasta con las lágrimas.
  • Desafía siempre la tolvanera del desierto. El oasis está más adelante.
  • Continúa incansablemente la marcha. Es caminando como se avanza. Los chinos predicaban que «doblando las rodillas es como se avanza».
  • Nunca olvides que, de ahora en más, persistencia será tu nombre. En medio de la polvareda y las tormentas ocasionales vivirás intensamente los capítulos de tu recorrido, y tu desafío será irremediablemente recordar y olvidar. Tú decidirás en cada circunstancia, que olvidar y que recordar.
  • En todo momento, en tu aprendizaje, tendrás la oportunidad de vivir apasionadamente las cosas grandes, y debes descubrir en cada ocasión el encanto tan especial de las cosas pequeñas.
  • Si consideras necesario y oportuno detenerte, debe ser para reflexionar y definir la próxima etapa. Entonces, llena de nuevo tus pulmones de frescos aires de atrevimiento y decide cuál es el pan casero que precisas consumir y la próxima estrella que pretendes capturar.
  • Y entonces, “planifica con audacia y ejecuta con prudencia”
  • En cada recodo del camino, vuelve a otear el horizonte, hazte de una visión holística y asegúrate de contar con un buen tren de aterrizaje. En cada nuevo momento, reanaliza tu realidad y tu itinerario, ya que nada permanece igual en el derrotero.
  • En todo caso, no te dejes atrapar por las ofertas de los mercaderes del camino, que serán siempre abundantes y atractivas. No caigas en las emboscadas montadas por el azar, pero no desprecies las bendiciones de la fortuna.
  • Ten presente que eres parte de la naturaleza, responsable del ecosistema y socio con los demás del destino humano.
  • En cada atardecer aprende a dialogar con la vida y en cada amanecer a renovar tu compromiso con la honestidad, la humildad, la transparencia y cualquier posible renunciamiento.
  • Aprende a renunciar a lo superfluo y a todo lo que significa ir más allá de lo necesario. Puedes inspirarte en Cristo, en Marx, en Gandhi, en Luther King, en San Francisco de Asís, quien enseñaba lo siguiente:

“Es dando como se recibe, es  amando como se es amado y es perdonando como se es perdonado”
  • Una convicción debe aclararte las dudas inevitables: el camino será siempre más importante que la posada. el tener, el poder, deben estar al servicio del ser. Y no renuncies a la verdad por más dinero y poder que puedan ofrecerte.
  • No te mires sino en el espejo de la eternidad. Lo efímero tiene concavidades tramposas, y lo meramente contingente puede desviarte del verdadero camino.
  • Y para evitar debilidades inoportunas, toma en cada suspiro las grageas del humor. Todo buen viajero es portador de una mochila con abundante pentagrama de buen humor. El barómetro de tu energía, de tu vitalidad, es la cantidad y calidad del humor que puedas acumular.
  • Derrotando las distancias, descubrirás que no importa el nombre de las calles, ya que tienen la finalidad de confundir al caminante.  Lo decisivo es la dirección que llevan, y en las esquinas, saber en qué dirección doblar, y como buen caminante, saber bajo que arbol acampar.
  • Cuando acampes, no te demores más de lo necesario.
  • Para avanzar, tu brújula tiene una simpleza única: Norte – Sur – Este – Oeste. La luz del sol, las rugosidades de la noche, el encanto de la luna, las volteretas del viento, los caprichos de la lluvia, los bramidos de la tierra y la tristeza, la sonrisa del ser humano y del pueblo te indicarán como ajustar el ritmo de tu marcha.
  • La soledad no debe ser tu única compañera. Los chinos sabiamente decían que el viento solitario no tiene compañero.
  • Ingéniate con delicadeza y amor para encontrar al amigo@ y al compañero@ que podrá redimensionar y recrear contigo la vida y los planes si es necesario para seguir avanzando.
  • La constancia es tu mejor compañera. Simón Bolívar predicaba:

“Dios concede la victoria a la constancia”
  • Si en algún momento desmayas, aprende a levantarte de nuevo, sacúdete el polvo del cansancio, desnúdate el alma, libérate de las pústulas de la frustración y renueva tu compromiso con tu horizonte.
  • Tu horizonte, con ternura, siempre aguardará la continuidad de tu propósito.
  • Entonces no tengas vergüenza de elevar una plegaria al Creador, la energía vital que gobierna el mundo, y con alegría llenar de una musicalidad muy especial todo tu contorno. La oración, la música y la poesía te ayudarán a reinventar tu identidad – proyecto si fuere necesario. Tu debes ser dueño de todo el paisaje que te rodea, sabiendo que lo unico que realmente se tiene es lo que se comparte y se comunica con amor.
  • La verdad pertenece a los que luchan toda la vida. Por eso los antiguos tenían un aforismo:

“La vida es lucha. Quien renuncia a la lucha, renuncia a la vida”
  • Estamos convocados a luchar por la verdad, por la libertad, por la justicia social, por la solidaridad, por la unidad, por la fraternidad, por la vigencia plena de los derechos humanos y por la paz social.
  • Luchar es apostar una y otra vez a los cambios. Sin temores y sin reservas.
  • La mentira es propiedad de los cobardes. Y solo “los cobardes mueren muchas veces antes de morir.” La mentira y la cobardía caminan juntas y se atraviesan en cada recodo del camino. Son bastones innecesarios y armas despreciables.
  • Sigue siendo verdad que “la verdad nos hará libres”. y como reiteraba el gran apóstol de la libertad, José Martí:

“Con la verdad no ofendo ni temo”.
  • La propiedad del hombre es el futuro. Me gusta decir que en la vida no tenemos sino tres opciones:
    • ser jueces del pasado
    • ser simples administradores de la crisis del presente y
    • prepararse para ser asaltantes del futuro.
  • El futuro es lo más incierto, y al mismo tiempo, lo más seguro. Nada lo detiene. Tiene un desdén con el pasado y un compromiso con el presente, ya que el presente es la única fábrica del futuro.
  • La vida es eso: alianza nueva y eterna con el pasado, el presente y el futuro.
  • Ante cada futuro, nuestro desafío es reinventar la realidad.
  • La única manera de pertenecerse a sí mismo, es cambiar todos los días y resucitar para todos los tiempos. El cambio es un reto personal y colectivo, ya que lo único permanente de la vida es el cambio. Resucitar es hacerse de nuevas bocanadas de aire y vestirse de un juvenil tejido corporal y espiritual.
  • En esta marcha, más allá de las preguntas que debes hacerte a lo largo del camino, una afirmación debe tener el carácter de lo irrevocable: es preciso continuar hasta el fin de los tiempos.
  • Nada ni nadie puede detenerte. Las adversidades son las condecoraciones del combatiente. Y el riesgo o el peligro son, como afirmaba Sócrates, belleza de la vida.
  • No te detengas a recoger las medallas del éxito ni te vanaglories de los avances logrados.
  • No establezcas complicidades con los mediocres, tampoco debes detestarlos, solamente confrontarlos, superarlos y amarlos.
  • La verdadera forma de superarlos es con el trabajo, el estudio, una cierta disciplina y mucho amor en todo lo que haces. San Agustín predicaba:

“Ama y haz lo que quieras”
  • Así podrás convertirte en inspiración y ejemplo de los demás.
  • Los chinos predicaban desde hace más de tres mil años:

“Trabaja y espera, pero no esperes más de lo que trabajas.”
  • Los cansados y/o conformistas, viven esperando.
  • Los verdaderos luchadores, viven siempre insatisfechos, pero buscando realizar sus sueños.
  • Nunca dejes de soñar, y nunca dejes de intentar realizar tus sueños. Apóyate para ello en el taburete de tres patas: imaginación – conocimiento – creatividad.
  • Cabalga tu tiempo – espacio llevando en tus alforjas un pensamiento claro, una lúcida convicción, principios y valores, visión estratégica y una obstinada decisión de llegar a destino.
  • Los mediocres no sueñan. Reniegan de la utopía. Su medida es el pragmatismo y su obsesión es el tener y el poder. Solo usan de contrabando los principios y los valores. Tienen el arte para enredar las situaciones y complicar las soluciones.
  • Pero la mediocridad será siempre la primera y la última tentación. Ser mediocre es renunciar por pereza o comodidad a la excelencia. Es la tarea del especulador. La malicia y el pragmatismo son su santo y seña. Es un paciente observador con el cálculo del oportunista que, sin sembrar, o simulando hacerlo, se presenta para la hora de la cosecha.
  • En tu empeño, no nades tanto para morir en la orilla. Tu tarea es cruzar el vado, atravesar el puente, llegar al puerto. Cumplir tu misión. Para alcanzar la victoria, es perentorio cruzar el Rubicón como era el mandato de los romanos.  siembra, sin importar quien vendrá a cosechar, pero no rifes tu sudor. Hazte respetar.
  • No negocies pasatiempos. Encuentra la manera de disfrutar de la vida con sentido de libertad y honestidad.
  • Ninguna obsesión ni por la victoria ni por la derrota.
  • Aprende siempre que la vida no es sino una suma de oportunidades. No las desaproveches, y no te quejes de las ocasiones aparentemente perdidas, el aprendizaje de fondo:

“Toda victoria es relativa, toda derrota es transitoria”
  • Hazte amigo del siguiente pensamiento: buscar ser siempre “acero en la palabra y diamante en la conducta.”
  • Ante cualquier incredulidad y posible pesimismo, apodérate de ti mismo y convierte en herramientas fieles las tres F: Firmeza – Flexibilidad – Fe.  Ellas te proporcionarán una mística especial.
  • Y en los momentos de iluminación incorpora a tu piel, a todo tu cuerpo y a la intimidad de tu espíritu una frase que me surgió al final del siglo XX: en tiempos de incredulidad, la consigna es volver a creer para volver a crear.
  • Siempre volver a creer para volver a crear.

Tu misión es una sola: cumplir con el mandato de la vida:

Renovarte y avanzar siempre.

Más allá de cualquier desatino, tu propósito debe ser invariable:

AVANZAR SIEMPRE