La crisis financiera de los países ricos es en verdad una crisis global del modelo de crecimiento económico y financiero del proyecto del norte.

La prédica neoliberal y la imposición del modelo libre mercado – libre comercio, montado sobre la exigencia de que «el estado debe retirarse de la economía», desnudó sus contradicciones y colapsó.

Colapsó el consenso de Washington. Murió el pretendido principio de que la actividad privada es eficiente por sí misma, y de que la acción publica es negativa por sí misma. contraponer lo público y lo privado es una real insensatez y una verdadera incongruencia. Lo correcto es complementarlos y armonizarlos, juntamente con la dinámica social.

Los popes fundamentalistas del mercado y los gerentes del sistema financiero internacional, luego de la grosera especulación financiera y escandalosa estafa, recurrieron cínicamente al estado para salvar los barcos que se iban hundiendo.

El salvataje del siglo con más de 2.000.000.000.000 de dólares americanos para mantener en el negocio empresas quebradas, reveló la calaña de estos personeros que simplemente volvieron a robar, causando indignación en el mismo nuevo presidente de los EE.UU. señor Barak Obama, quien calificó de vergonzosa la conducta de quienes se devoraron los bonos de auxilio.

EL Secretario General de la Confederación Sindical Internacional – CSI – Guy Ryder, se vio en la necesidad de manifestar su repudio diciendo:

«Las empresas rescatadas gracias al erario, han creado la última innovación financiera, el reciclaje del dinero de los contribuyentes en benéfico de las empresas. es nada menos que el gran robo de las grandes empresas, y por desgracia, no se limita a los Estados Unidos… algunos de los culpables deberían estar detrás de las rejas en lugar de andarse mostrando aquí en Davos. Su actuación no hará sino aumentar la creciente colera suscitada en todo el mundo».

Esta conducta hipócrita no tiene límites, pero tiene víctimas y futuros pagadores. Las víctimas son los desempleados que según estimaciones puede llegar a fin de año a más de 50.000.000 de personas, y los futuros pagadores no serán sino los contribuyentes empobrecidos.

  • los EE. UU. ya tiene más de 3.000.000 de desempleados y las empresas anuncian nuevos y más despidos
  • la Unión Europea se pronostica que el desempleo llegará a superar los dos dígitos
  • las inversiones caen dramáticamente
  • habrá más hambruna

El fantasma que recorre el mundo se llama recesión. Esta palabra que contiene moléculas venenosas como la bomba de fósforo blanco lanzada por Israel contra el pueblo Palestino, es la gran amenaza que heredamos de la crisis global financiera y económica del capitalismo diseñado por los países ricos del norte.

Esta recesión sembrada en todo el espacio del planeta es el tsunami que asfixia al neoliberalismo y jaquea a la «American Way Of Life«, y que paulatina y progresivamente irá impactando a los mal llamados países en vías de desarrollo y emergentes.

Una vez más el norte sacrifica al sur. Pero deja una lección: ya nada podemos esperar del norte si queremos integrarnos y desarrollarnos.

Estamos aprendiendo que el siglo XXI es efectivamente el tiempo del deslinde necesario. La crisis del norte es la gran oportunidad del sur.

En América Latina – Caribe, la cumbre realizada en Bahia – Brasil, a fines de 2008, sin la presencia de los países ricos del norte, lanzó la alerta y trazó las primeras sendas para generar una verdadera alternativa en los países del sur.

Y a comienzos del presente año, fines de enero, el Foro Social Mundial (FSM) relanzó su propuesta original y visión estratégica fundamental: otro mundo es posible. Y su plataforma de relanzamiento es nuevamente Brasil, en tierra amazónica: Belem.

Mientras, también en este enero, estalló la crisis en Davos.

Nuestra opción es simple:  o Davos o Foro Social Mundial, que significa que continuamos con la reproducción de la crisis, o nos jugamos por una nueva alternativa. Efectivamente otro mundo es posible, y es necesario construir.

Así se confirma que nuestro Norte es el Sur.

El tiempo del deslinde es captar que estamos en un profundo deslizamiento epocal. En efecto, así como en la segunda mitad del siglo XX, se fue dando el deslizamiento del Atlántico hacia el Pacifico, en este siglo XXI se inicia el deslizamiento del Norte al Sur.

Para los países del sur, se presenta el gran desafío de desarrollar su propia autoconciencia y autoestima, para así afirmar una nueva visión estratégica: desarrollar su propio proyecto histórico-político de organización social y de desarrollo económico con rostro humano.

Especialmente en América Latina – Caribe llegó nuestra hora.  Esta crisis del Norte coloca en el horizonte el proyecto societario del Sur.

Como nunca y más que nunca nuestro Norte es el Sur.