La familia es parte vital de nuestras vidas, de nuestra evolución y de nuestro destino humano.
En el Humanismo Integral, cuya esencia es el pensamiento cristiano, la familia es el núcleo central de toda la composición de nuestra vida personal, comunitaria y societaria.
Y la familia es parte esencial del espacio tierra, la naturaleza que justamente el 22 de abril, es El Día Internacional de la Tierra. Naturaleza y familia, caminan juntas.
Nuestra Constitución Nacional, en su artículo 48, donde se habla “De la Igualdad de Derechos del hombre y de la mujer, se dispone claramente lo siguiente:
“El hombre y la mujer tienen iguales derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales. El Estado promoverá las condiciones y creará los mecanismos adecuados, para que la igualdad sea real y efectiva, allanando los obstáculos, que impidan o dificulten su ejercicio y facilitando la participación de la mujer en todos los ámbitos de la vida nacional”.
Inmediatamente, el capítulo IV, habla de los derechos de la familia, y a partir del art. 49, dispone sobre la protección de la familia, lo siguiente:
“La familia es el fundamento de la sociedad. Se promoverá y se garantizará, su protección integral. Esta incluye a la unión estable del hombre y de la mujer, a los hijos y a la comunidad que se constituya con cualquiera de sus progenitores y sus descendientes”.
Art. 50: “Toda persona tiene derecho a constituir familia en cuya formación y desenvolvimiento la mujer y el hombre tendrán los mismos derechos y obligaciones”.
Hasta el art. 61 de la Constitución Nacional, se hace una clara referencia sobre la importancia de la familia, de la juventud, del bien de familia, de la protección contra la violencia y de la planificación familiar y de la salud materno infantil.
La realidad y toda la experiencia de nuestro querido Paraguay, es que la familia, está casi abandonada, con una crisis muy profunda, con una desigualdad social lamentable, con una pobreza que diariamente la sentimos muy hondo, que se manifiesta hasta horrorosamente después de cada tormentosa lluvia, que inunda nuestros barrios y las aguas paseándose por las viviendas, destrozando casi todo.
Necesitamos con urgencia, poner en marcha, verdaderas políticas públicas, de rescate del valor de las familias, si queremos efectivamente, construir un Paraguay diferente.
“Hambre Cero”, está presente en el estómago, en el hígado, en el cerebro y en todo el corazón de cada familia.
La dignidad y los derechos humanos, reclama algo sencillo, que seamos respetuosos de lo que dispone nuestra Constitución Nacional en su art. 49:
“La familia es el fundamento de la sociedad. Se promoverá y se garantizará su protección integral. Esta incluye a la unión estable del hombre y de la mujer, a los hijos y a la comunidad que se constituya, con cualquiera de sus progenitores y sus descendientes”.
Que la fe, la verdad, la esperanza, la solidaridad y la caridad cristiana, descienda en cada familia nuestra, y se asocien profundamente con el día internacional de la tierra, para conservarla y superar la problemática del cambio climático.!!!. –